¿Nos olvidamos de descansar y de disfrutar?

A veces me doy cuenta, que vivimos en un mundo demasiado ajetreado, estresante, exigente, que corre contrarreloj. ¿Es así o somos nosotros mismo los responsables de ese sentimiento de agobio y de parecer que no vamos a llegar a todo lo que nos hemos propuesto? ¿Realmente nos permitimos ir un poco más lento, descansar más y disfrutar de lo que hacemos, de ser conscientes de lo que estamos haciendo en cada momento? Creo que muchas veces hacemos las cosas por rutina, ni nos paramos a pensar por qué las hacemos. Contestamos rápido los WhatsApp, porque un cliente nos ha exigido rapidez. ¿Pero eso significa que tengamos que hacerlo constantemente? Vamos corriendo al trabajo, sin disfrutar del paisaje que vemos en el camino, porque sólo estamos pendientes de llegar antes de tiempo, para que podamos atender las cosas que dejamos pendientes del día anterior. Casi nos sentimos culpables si nos echamos una tarde en el sofá sin hacer literalmente nada. Nos come el remordimiento por no ser productivos, por no aprovechar ese tiempo valioso, que podríamos emplear para mejorar nuestro negocio, para preparar ya la comida de la siguiente semana, para poner un par de lavadoras….o lo que tengamos pendiente. No nos permitimos dejar que el alma y la mente descansen. Que simplemente se tomen una tarde libre, porque también se lo merecen. A veces pienso que nos exigimos demasiado y realmente no hay necesidad de esa exigencia. Además, un descanso bien aprovechado muchas veces suele dar resultados muy positivos, porque tu mente ha conseguido ordenar los pensamientos y ves las cosas con otras perspectivas. Y algo que se te torcía constantemente, de repente te sale a la primera.

También hace falta saber decir “no”. No tenemos que aceptar todo lo que nos exigen, proponen, piden o sugieren. Un “no” dicho a tiempo te puede ahorrar muchos dolores de cabeza posteriores. El Canario dice mucho lo de “Deja ver”: y me parece una respuesta maravillosa, porque te da tiempo de decidir si quieres o no quieres hacer algo para lo que te presionan en un momento determinado.

Así que teniendo en cuenta todo esto, he llegado a la conclusión que me debo permitir descansar un poco más, dejar la cabeza sin pensar tanto y disfrutar un poco más de esos pequeños momentos que tanto me alegran la vida. 

Lo que más he aprendido durante los meses de pandemia, es la importancia que tiene para mí mi pequeña familia y voy a aprovechar todo el tiempo que pueda para pasarlo con ellos. Nos merecemos esos momentos y ratitos, aunque sean cortos. Pero nos llenan de tantas cosas buenas, que no los podemos dejar escapar.

¡Viva la Vida!

Carrito de compra